¿Cuál es el principal propósito de una estrategia de Marketing de Contenidos? Para responder a esta cuestión podríamos enumerar decenas, o incluso cientos de objetivos a alcanzar, pero, en última instancia, todos ellos quedan englobados en uno solo: lograr consolidar nuestra imagen de marca para que se distinga de la del resto de empresas contra las que competimos. Si conseguimos esto, el resto de objetivos fijados en cada una de nuestras campañas de marketing digital (aumentar el número de seguidores en redes sociales, incrementar las ventas, fidelizar a nuestros leads, convertir a nuestros suscriptores en prescriptores de nuestra firma, etc.) vendrán por sí solos. Así pues, y ya que según esta idea esbozada todas las empresas que desean que su negocio online evolucione persiguen un mismo propósito, veamos qué podemos hacer para desmarcarnos y convertirnos en un referente en nuestro sector.
La necesaria evolución en la estrategia de Content Marketing
Atendiendo al panorama digital actual y a las últimas decisiones tomadas por Google en materia de Marketing de Contenidos, no es difícil adivinar por dónde van a ir los tiros en el futuro: los artículos que más van a puntuar de cara al posicionamiento SEO serán aquellos que más valor aporten a los lectores. Ya que a estas alturas esta sentencia parece una obviedad, profundicemos en el asunto: ¿Qué significa que el contenido que ofrecemos a nuestros clientes (potenciales y ya consolidados) debe aportar valor? ¿Cómo podemos llegar a generar dicho valor? Para responder a estas y a muchas otras más preguntas relacionadas y, sobre todo, para asimilar las respuestas y poder implementarlas, lo primero que hemos de tener claro es que valor es sinónimo de calidad. Aunque esta aclaración tampoco sirve de gran cosa, dada su ambigüedad. Vayamos, pues, punto por punto.
Qué es contenido de calidad en Marketing Digital y cómo elaborarlo No más gritos: Lanza tus mensajes en forma de susurro
El primer paso que hemos de dar para llegar a nuestros potenciales clientes es acercarnos más a ellos: debemos ganarnos su interés y, después, su confianza. Si la publicidad tradicional (e incluso el Marketing Online hasta hace solo unos años) lanzaba sus mensajes gritándolos al aire, con la esperanza de que llegaran al menos a un pequeño nicho de consumidores, lo que hace el Content Marketing en la actualidad (o lo que debería hacer) es susurrar dicho mensaje. Es decir, personalizarlo y ofrecérselo a sus lectores y potenciales suscriptores como quien ofrece un cigarro a un amigo: de manera natural y sabiendo que va a disfrutarlo.
¿Cómo llevar a la práctica esta imagen tan gráfica y clara que proponemos? A través de la empatía, ni más ni menos. Hemos de ser capaces de olvidarnos de nosotros mismos, de lo que nos interesa o nos gusta, para entender a fondo qué es lo que quiere recibir el lector, tanto ahora, en este mismo momento, como en el futuro. Para ello, el trabajo previo de estudio es imprescindible, así como la capacidad de proyección: todo buen estratega del Content Marketing es capaz de guiar a sus leads hacia esas tierras que él mismo ha abonado anticipándose a los deseos y tendencias venideros. En este sentido, el buen olfato es tan importante como las aptitudes literarias, si no más.
Despierta nuevos intereses: Invéntales necesidades a tus clientes
Si crees que hace tiempo que tu empresa (o tú, como redactor o encargado del Marketing de Contenidos) superó el paso anterior, quizás el problema de que estéis estancados sea que todo lo que elaboráis huele a refrito: el contenido que generáis no es sino una reescritura de temas ya abordados una y mil veces (por vosotros y por vuestra competencia). Si este es vuestro caso, la salida está clara: debéis ser más atrevidos en el planteamiento de vuestra estrategia de Content Marketing y apelar con más efusión a esa parte oculta de vuestros clientes (y de vuestro target) que aún no habéis descubierto (ya que ni siquiera ellos la conocen).
Con esa parte oculta nos referimos a esas hipotéticas necesidades y deseos que pugnan por salir desde dentro del lector al que os dirigís. Al igual que en el punto anterior, para llegar a descifrar e incidir en dichas necesidades y deseos, es preciso realizar un minucioso análisis (qué ha gustado más, a qué acciones ha conducido a nuestros lectores lo ya dicho, etc.), así como sacar a relucir nuestra faceta más temeraria: si queremos abrir nuevas vías de interacción, debemos arriesgar.