A estas alturas, pocos son los que se atreverán a negar que el Content Marketing es una de las herramientas fundamentales de cara no solo al correcto posicionamiento SEO de una web, sino también a la imagen que de una marca se haga su audiencia. Pese a ello, el Content Marketing Institute (la organización líder en formación en materia de Marketing de Contenidos a nivel mundial) asegura que apenas el 6% de las empresas afirman estar contentas con los resultados obtenidos gracias a las acciones emprendidas en relación con sus publicaciones.
Y es que, pese a que es más que evidente que para evolucionar en el entorno digital es preciso incluir el Content Marketing en el plan de marketing inicial otorgándole el lugar y la atención privilegiados que se merece, a día de hoy siguen cometiéndose infinidad de errores en la materia. En los siguientes párrafos explicamos cuáles son algunos de estos fallos habituales con la intención de que, si perteneces a una de las marcas descontentas con su estrategia de Content Marketing o, sencillamente, deseas optimizarla para alcanzar retos más elevados, sepas dónde fijar tu atención.
No todo el mundo vale para el Content Marketing
Esta es una máxima que, visto lo visto y atendiendo al descontento general en torno al cual gira este artículo, no termina de ser asimilada por la mayoría de los responsables de marketing y/o comunicación de las empresas. Al igual que no todo el mundo vale para dirigir un negocio, para impartir clase, para dedicarse al deporte de élite o para conducir un autobús, no pueden dejarse en manos de cualquiera las tareas que se le atribuyen a un encargado de Marketing de Contenidos, pertenezca su empresa al sector al que pertenezca.
Además de saber escribir de manera óptima, un buen profesional del Content Marketing debe poseer profundos conocimientos sobre posicionamiento SEO y Social Media, estar al tanto de las tendencias del mercado en el que se inscribe su empresa, conocer qué están haciendo las marcas contra las que compite, poseer cierto criterio estético y tener dotes de comunicador, por citar solo algunas de las principales aptitudes básicas.
Desgraciadamente, la mayoría de redactores y responsables de equipo encargados del Marketing de Contenidos de sus empresas no están todo lo bien cualificados que sería deseable. Pero, lejos de poder culpabilizarlos a ellos, la culpa recae en los superiores que han posado sobre sus hombros semejantes labores. Es decir, que la delegación suele realizarse de manera errónea, lo que rara vez no desemboca en un mismo lugar: los resultados no se corresponden con lo esperado (sobre todo a nivel de posicionamiento SEO).
Es por ello que, si una empresa no posee su propio departamento de comunicación, lo más recomendable es recurrir al outsourcing (o subcontratación de terceros). De este modo, no solo estaremos poniendo en manos de expertos una labor que ni nosotros ni nadie de nuestro equipo sabe realizar de manera correcta (ni tenemos o tiene por qué saber hacerlo), sino que estaremos beneficiándonos de un ahorro de tiempo y de dinero considerable, además de evitar la frustración consecuente de un trabajo mal realizado.
No interactuar de manera correcta con nuestro target
Jamás hemos de perder de vista cuál es el objetivo fundamental de toda empresa: llegar al cliente potencial y guiarlo hacia la compra. Es por ello que la mayor preocupación de cualquier profesional del Marketing Digital apunta en esa dirección: cómo conseguir visibilidad para que dicho cliente nos conozca y, además, logremos caerle bien desde el principio.
Esta idea parece ser olvidada con frecuencia, a juzgar por las dinámicas que prevalecen en la actualidad en el Marketing de Contenidos: muchas de las publicaciones que abarrotan las redes sociales a diario no parecen tener un destinatario claro, por lo que el mensaje que pretenden enviar se disuelve entre la baraúnda de contenido vertido en Internet. Para evitar esto y conseguir que la mayoría de nuestra acciones se conviertan en conversiones efectivas, es imprescindible trazar una estrategia de Content Marketing en la que queden bien definidas quiénes son las Buyer Persona a las que nos dirigiremos, así como el modo en el que lo haremos: los canales, los formatos, el tono, la periodicidad, etc.